martes, 15 de febrero de 2011

Irresponsable y Solidaria

   Los pibes y pibas tienen muchísimo para decir, para contar, para compartir. Son irreverentes, plebeyos y rebeldes. Viven la energía, la practican, quizás la inventan: se comprueba en sus efectos, pero no dicen una palabra de ello. Su energía se manifiesta. Esta energía es contagiosa, nos inunda.

   La Convención de los derechos del niño es un piso. No puede ser nuestra meta, tiene que ser el lugar desde donde tomamos impulso, que usamos de plataforma para dar el salto necesario. Un salto urgente que deje de tomar a los pibes como victimarios o víctimas.


 Escuchamos en numerosas oportunidades dos términos que estaría bueno que debatamos y pensemos juntos. Carencia y responsabilidad. Carencia de los pibes y pibas y responsabilidad de nosotros y nosotras.

¿Qué nos pasa con la carencia de los pibes?


  Observamos muchas veces que resulta más cómodo hablar de los pibes y pibas desde sus carencias; desde todo lo que les falta. Discursos bien intencionados a veces; técnicas muchísimas, jurídicas siempre. Hay una carencia que hay que remediar.

¿Y qué pasa con su potencia creativa, con la infinita posibilidad de transformación que tienen. Con la resistencia frente al autoritarismo adulto, con la risa corrosiva, con el aburrimiento como arma ante nuestras insistencias;  con las informaciones urgentes que nos traen (que nos chocan), que nos desafían, que nos obligan a hacer cosas para las que no estamos preparados?  
¿De qué carencia estamos hablando?

¿Y qué pasa si salimos de la responsabilidad?

  Tenemos una propuesta: dejemos  un poco de lado la responsabilidad, el amor forzado, las redenciones. Tratemos de  encontrarnos con los pibes y con las pibas, en buscar lo común, lo que sea divertido, lo que nos haga felices.

   Construyamos  una operación ética y política que se anime a ser irresponsable y solidaria.

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